La vida es evolución. Crecer, madurar e,
incluso, cometer errores, es parte del proceso de aprendizaje que conformará
nuestras vidas. Y los personajes de los cómics no son ajenos a ello. De hecho
las historias que más nos emocionan, los personajes con los que más
identificados nos sentimos, son aquellos que sufren, disfrutan y se enfrentan a
retos junto a nosotros, si bien el nuestro puede ser el examen del viernes y el
suyo luchar contra Galactus.
Uno de los mejores ejemplos sería
Spiderman, un personaje al que hemos visto convertirse en héroe, crecer (con
sus problemas en el instituto de timidez, de no encajar con los otros...),
madurar como persona (y como héroe), e incluso casarse (y estar a punto de
formar una familia). Todo eso, aunque no lo hayamos vivido “en directo” (ya que
muchos no habíamos nacido cuando apareció por primera vez allá por el 1962),
hace que tengamos una conexión especial con este personaje (como con muchos
otros). Esta conexión, de hecho, es a veces lo que más nos “engancha” a una
colección más que las batallas épicas, o las tramas enrevesadas (aunque, claro,
todo influye).
Pero claro, todo el mundo sabe que los
cómics son para niños (¿?????????), y después de tantos años de evolución, los
responsables de las diferentes colecciones empiezan a ponerse nerviosos sobre
si los nuevos (y jóvenes) lectores no podrán encontrar esa afinidad con un
personaje excesivamente maduro (para ellos viejo). Así aparece la involución.
De nuevo contaremos con Spiderman (ya que, pese
a no tener nada que ver con el sujeto de este artículo, es el mejor ejemplo
posible). Tras un intento fallido de hacerlo “más accesible” a las nuevas
generaciones, con la horrorosa saga del clon (con la sustitución de Peter
Parker por una versión idéntica pero “menos madura” y soltero), mucho después
la saga, menos horrenda pero poco creíble, “Un día más – Un nuevo día”, se
ventilaba de un plumazo las últimas visicitudes del personaje (que lo habían
redefinido totalmente), así como su matrimonio y su status quo de personaje más
maduro.
Y si Spiderman no tiene nada que ver con
este artículo, ¿a qué se debe todo este rollo? –os preguntareis.... Paciencia
que ya estamos llegando.
Mientras tanto, en el universo DC no
ocurrían cosas tan escandalosas como en el Marvel (aunque hacían sus pinitos,
como los malabarismos que hicieron con Hal Jordan –aka Green Lantern-, para
devolverle sus status quo de héroe, o su mano a Aquaman –la historia es algo más
compleja que esto pero tampoco la conozco del todo-), pero cada cierto tiempo
si que hacían unos “ajustes” de su universo con sus diferentes “Crisis” (Crisis
en las tierras infinitas, Hora Zero, Crisis Final......), que cambiaba algunas
circunstancias más o menos importantes de la mayoría de los personajes, para
ajustarlos a los tiempos modernos o bien al nuevo trazado de su colección.

De hecho, de los personajes antes mentados,
sólo Hellblazer (curiosamente un personaje nacido de la mano de Alan Moore en
su etapa en La Cosa Del Pantano) continúa su andadura bajo el sello Vertigo,
amén de sendas (re) encarnaciones de La Cosa Del Pantano y Animal Man,
iniciadas hace menos de un año (acaban de publicarse en Estados Unidos los
números 10 de ambas).
Y no lo tenía nada fácil La Cosa Del
Pantano para su “triunfal” retorno (al fin hemos llegado, ¿veis?), después de
varios intentos fallidos de devolver al personaje al medio.
Y es que, si bien fueron Len Weeks y Bernie
Wrightson los creadores del personaje, y Alan Moore el que lo redefinió y le
dio mayor popularidad, fue, años más tarde, el por aquel entonces desconocido
Mark Millar (ayudado en el primer arco por el prestigioso Grant Morrison) el
que puso un broche final a la colección y, para bien o para mal, la llevó a su
conclusión final de forma magistral y absolutamente coherente, pero al mismo
tiempo llevándolo hasta un camino sin retorno, imposible de retomar por parte
de otros guionistas. Algo que sólo ha podido continuarse gracias a un “reset”
genérico de todo el universo DC (algo parecido a las crisis antes comentadas
pero incluso algo más radical), que ha permitido retomar el personaje después
de su muerte en el primer número de la serie (de la primera serie del
personaje), sin eliminar tampoco todo lo que ha venido después (más o menos).
Todo esto después de varios intentos
fallidos (precisamente por la dificultad que hemos comentado), algunos de ellos
incluso de cierto interés y calidad, hasta que este “reset” del universo DC ha
permitido recuperar al personaje de una manera más “sencilla”. ¿Será esta la
definitiva? La verdad es que tiene toda la pinta puesto que no se han
conformado con recuperarlo sino que encaran una de las historias más ambiciosas
del personaje, tanto por la eliminación – no eliminación de todo lo narrado
anteriormente, sino además una historia que marcha paralela a la narrada al
también nuevo “reboot” de Animal Man, y que cruzará los destinos de ambos
personajes.
Pero de todo ello, hablaremos el la segunda
parte de este artículo en la que repasaremos el curso que le dio Millar al
personaje, el por qué del fracaso de los intentos posteriores y el nuevo rumbo
de la nueva colección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario