lunes, 18 de junio de 2012

Superman: La caída de Camelot

No nos engañemos: es difícil encontrar un buen cómic de Superman.
Los hay, cierto, pero son pocos.
Es un personaje con mucha historia a sus espaldas. De hecho toda la historia ya que su primera aparición, Action Comics #1 (junio de 1938), marca el inicio del cómic de superhéroes. Ha llovido bastante desde entonces. Pero no sólo su longevidad dificulta el contar historias sobre él (es complicado que no se haya contado, lo que sea, antes) si no la propia idiosincrasia del personaje es lo que lo hace aun peor: Superman es perfecto.
Cada nuevo guionista ha intentado definir un poco más al personaje. Limitarlo. Hacerlo más humano. Pero luego, indefectiblemente, ha venido una época de convertirlo en alguien aún más poderoso llegando un punto en el que no había nada que no pudiera hacer.

Y ahí empieza el nudo central de "La caída de Camelot".
Para la humanidad, Superman se ha convertido en una muleta imprescindible. Un pilar sobre el que apoyarnos y sobre el que crecer tranquilos pues nunca nos fallará. Nos hemos acostumbrado tanto a su presencia que, cuando falte, no sabremos que hacer. Y esa ausencia esta próxima pues se avecina un combate que no podrá ganar. Tras esa derrota, la extinción del hombre.
O eso es lo que Arion, un brujo atlante, le revela a Superman. Debe dejar de ganar, dejar de defender a los hombres para que estos puedan valerse por sí mismos. ¿Lo hará?¿Se apartará antes de esa batalla?¿O, por el contrario, continuará peleando ignorando las múltiples advertencias?

Esa es la disyuntiva en la que coloca Kurt Busiek (Marvels, Astro City, Arrowsmith, The Avengers) al Hombre de Acero. Le acompaña en esa tarea Carlos Pacheco (Arrowsmith, Avengers Forever, Uncanny X-Men) y Jesús Merino (Action Comics, Avengers Forever).

El guión fluye, sin excesivos preámbulos, hacia el desenlace final. Es Busiek, para lo bueno y para lo malo. Diálogos creíbles, situaciones verosímiles, personajes sólidos. Pero historia previsible. Un buena historia bien contada...pero ya sabida. Pero eso no impide disfrutar de la lectura. Sobre todo porque el guión va acompañado de un excelente dibujo.


Pacheco dibuja. Sólo con eso, ya habría bastante. Pero, además, disfruta con cada página. Y se nota. Su Superman es majestuoso, épico, lejano y cercano a la vez. Es un dios atrapado en el cuerpo de un hombre, ¿o un hombre en el cuerpo de un dios?, con todas las dudas y responsabilidades que ello conlleva. Pero los secundarios quedan bien reflejados, las páginas están bien compuestas, la narrativa es más que buena.
Un muy buen dibujo, en suma. El tándem Pacheco/Merino hace que cada página invite a la siguiente. Espectacular es lo mínimo que se puede decir.

En total, casi un año duró la saga originalmente. Fueron nueve números de la colección regular y un Anual, donde acababa la historia. Aquí, en España, existe una edición previa de Planeta deAgostini dentro de la colección regular de Superman pero que ahora resulta un poco complicada de encontrar. Pero, quizas, la manera de publicarlo no fue la más adecuada ya que se iban alternando los números de las dos colecciones de Superman y eso dificultaba, un poco, la lectura de esta saga. Por eso, es de agradecer la actual edición de ECC. Un solo tomo en tapa dura recopilando todos los números con algunos extras, como bocetos.

Una buena oportunidad de disfrutar de una buena historia de Superman. Algo que escasea.

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